Cuando estuve en el segundo semestre en la universidad de arquitectura tuve un profesor muy exigente, de esos que se formaron en la vieja escuela de Arquitectura y que pensaba que para nuestros 6 meses que teníamos en la escuela deberíamos ser ya Arquitectos.
Comentábamos entre burlas y miedo que si lograbas que solo tachara con su pluma fuente la mitad de tu plano y que lo aventara antes de la primera fila de butacas tendrías oportunidad de pasar en extraordinario.
En mi época de escuela existían unos exámenes sorpresa llamados repentinas que eran ejercicios que tenías que realizar en sábado y entregar ese mismo día, eran ejercicios estresantes y siempre había una repentina cerca de iniciando el ciclo.
El profesor nos hizo pedazos en esa repentina, nuestras soluciones inexpertas fueron tomadas como carne de cañón para las críticas destructivas del profesor.
Cuando llego la primera entrega de proyecto teníamos que diseñar una escuela básica, yo decidí hacer uso de mis conocimientos de 3 años de dibujo técnico en la secundaria y realice el mejor plano que pude haber hecho.
Dibuje plantas arquitectónicas y alzados a mano con sombras proyectadas, achure cada sombra, dibuje árboles que me tome el tiempo de dibujar hoja por hoja, no dejaría que me venciera este, así que le dedique todo el tiempo y esfuerzo que pude.
Quede muy satisfecho de mi dibujo que para mi sorpresa no tuvo ni una corrida de tinta (que solía pasar muy seguido).
Entregue el proyecto, el profesor se le quedó viendo volteo y me dijo “no creo que tú dibujaras este plano, pero como no puedo comprobar nada te lo voy a aceptar”.
Al principio me sentí muy ofendido, pero después pensé que tal vez mi trabajo fue tan bueno que no creía que alguien de 2 semestres lo pudiera hacer y decidí tomarlo a bien.
Si hay una cosa que he aprendido en todos estos años como Arquitecto es que el tomarte el tiempo para hacer las cosas bien es importante para lograr buenos resultados.
Vivimos acelerados, queremos que nuestros trabajos queden bien a la primera, diseñar directo en el CAD, queremos ser genios, que en 10 minutos solucionemos algo, que la inspiracion nos llegue cuando queremos.
Pero gracias a este pensamiento hay una gran cantidad de proyectos basura que hoy vemos en las ciudades, en que no agotamos las posibilidades para obtener el mejor resultado.
Esto es algo que me ha enseñado el arte, cuando quise retomar la pintura y la ilustración, quería buscar la manera que de manera rápida obtener un resultado genial, pero la acuarela me enseño que si no tienes paciencia para esperar el momento oportuno arruinarás tu trabajo.
Busque la manera de leer más rápido, para leer más libros, pero luego descubrí que lo importante de leer no es la cantidad, sino disfrutar, leer entre líneas, aprender y aplicar lo aprendido
Descubrí que la comida es deliciosa cuando te frenas y te concentras en disfrutar cada bocado, que los espacios me provocan sentimientos y emociones cuando te detienes a analizarlos, que el silencio es un gran estímulo para la imaginación, que los olores pueden cambiar completamente tu manera de percibir un lugar.
Aprender a pausar, darle la importancia a cada momento y dedicarle el tiempo necesario a cada cosa, sin prisa.
Espero que este año sea el año en que aprendamos a vivir con todos nuestros sentidos.
Te mando un fuerte abrazo y feliz 2024
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